El nacimiento de un
mundo se aplazó por un momento,
un breve lapso del
tiempo, del universo un segundo.
Sin embargo parecía que
todo se iba a acabar
con la distancia mortal
que separó nuestra vidas.
Realizaron la labor de
desunir nuestras manos
y a pesar de ser
hermanos nos miramos con temor.
Cuando pasaron los años
se acumularon rencores,
se olvidaron los
amores, parecíamos extraños.
Qué distancia tan
sufrida, que mundo tan separado
jamás hubiera
encontrado sin aportar nuevas vidas.
Esclavo por una parte,
servil criado por la otra,
es lo primero que nota
el último en desatarse.
Explotando esta misión
de verlo todo tan claro
un día me ví liberado
por nuestra revolución.
Esto no fue un buen
ejemplo para otros por liberar,
la nueva labor fue aislar
bloqueando toda experiencia.
Lo que brilla con luz
propia nadie lo puede apagar,
su brillo puede
alcanzar la oscuridad de otras costas.
Qué pagará este pesar
del tiempo que se perdió,
de las vidas que costó,
de las que puede costar.
Lo pagará la unidad de
los pueblos en cuestión,
y al que niegue esta
razón la historia condenará.
La historia lleva su
carro y a muchos nos montará,
por encima pasará de
aquel que quiera negarlo.
Bolivar lanzó una
estrella que junto a Martí brilló,
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