22 abr 2016

La maldicion del malinche - Amparo Ochoa



La Maldición Malinche

Del mar los vieron llegar 
mis hermanos emplumados 
eran los hombres barbados 
de la profecía esperada 

Se oyó la voz del monarca 
de que el dios había llegado 
y les abrimos las puertas 
por temor a lo ignorado 

Iban montados en bestias 
como demonios del mal 
iban con fuego en las manos 
y cubiertos de metal 

Solo el valor de unos cuantos 
les opuso resistencia 
y al mirar correr la sangre 
se llenaron de vergüenza 

Porque los dioses ni comen 
ni gozan con lo robado 
y cuando nos dimos cuenta 
ya todo estaba acabado 

En ese error entregamos 
la grandeza del pasado 
y en ese error nos quedamos 
300 años esclavos 

Se nos quedo el maleficio 
de brindar al extranjero 
nuestra fe nuestra cultura 
nuestro pan nuestro dinero

Hoy les seguimos cambiando 
oro por cuentas de vidrios 
y damos nuestra riquezas 
por sus espejos con brillos 

Hoy en pleno siglo 20 
nos siguen llegando rubios 
y les abrimos la casa 
y los llamamos amigos 

Pero si llega cansado 
un indio de andar la sierra 
lo humillamos y lo vemos 
como extraño por su tierra 

hipócrita que te muestras 
humilde ante el extranjero 
pero te vuelves soberbio 
con tus hermanos del pueblo 

oh maldición de malinche 
enfermedad del presente 
cuando dejaras mi tierra 
cuando harás libre a mi gente

13 abr 2016

ALBONDIGUERA ZANRONIA - Loam


Raposeros silbos, acuciantes añagazas irradiadas por furtivos detentores de artificiosas cosechas melifluamente catafalcadas en lúbricos cebos clandestinos. 

Tibio cobijo colmado de corporativas trastas. Flatuligerante almidón barandillo que copudre los clonados restos de putíferas estelas contractuales. 

Ganglio vernáculo que espringa incautas criaturas en agónicas gargas. Instinto malversado a golpe de heladas brújulas infectas. 

Una vez más, la albondiguera zanronia remacha su pocilgosa y atávica exhibición liquidante.

10 abr 2016

FAR2

"cascaecos" - Loam


FAR2

Pegajeados a la humeante bodinga que emana de las concurridas intersecciones del dispositivo, urganitas programados sensorizan residuos preestablecidos, vampirizan defensas y engullen informes que regurgitan instantáneamente en lucrativas retículas estancas.

Calcos empapaitados a reglamentario riel, siempre al abrigonorma, gravan cronométricos diques, punitivas calendas, abstrusas coerciones. 

Puerileyos que alcachofean macilentos ramos de osmótico consenso, extrayendo legitimación trilera de la fricción regulada, propiciando eventos metódicamente ordeñados a hueco estéril. 

Patéticos parlatracas, onerosos fardos, en fin, encaramelados a la secular fronda de castizas regalías.


 Loam