Nuestra única morada - Loam
Nada escapa a la infinita
hemorragia por la que el mundo se derrama hacia la memoria de la noche. Sosiego
que alumbra una galopante intensidad incendiada por el crepúsculo. Brota
incontenible una dimensión que el corazón –ese potro ingenuo e indomable– se empeña
en traducir inútilmente en palabras: es la herida, nuestro único camino,
nuestra única morada.
Instante en el que nada
huye, colmado de inaprensibles certezas. Salmodia la sangre infinitos círculos
de ausencia, mientras sigo navegando como siempre navegué: perdido en el lejano
latido de su eco.
Arrebato leete. Conviertes la pistola que nos señala también en un barco. Y una indómita tristeza combate en tus palabras, la efervescencia de un viaje indomesticado.
ResponderEliminarRecupero una esperanza de algo que no sé nombra al leerte y latir. Amo tu voz.
AbrazoTpan y mar...